jueves, 24 de diciembre de 2020

CAPÍTULO 86

 


Mientras utilizaba mi última baza para retenerla a mi lado, una excusa estúpida que había usado a la desesperada sabiendo lo mucho que a Paula le gustaba montar en moto, no me percaté de mi error hasta más tarde, cuando nos dirigimos hacia mi vehículo. Entonces recordé lo lamentable que era y rogué en silencio que me la hubieran robado, porque sin ninguna duda, con esa lata con ruedas, más que impresionarla o retenerla a mi lado, conseguiría que saliera huyendo.


Cuando llegamos junto a ese trasto, Paula siguió buscando mi moto hasta que yo acabé de lleno con su ilusión cuando anuncié, señalando esa reliquia:

—Ésta es mi moto.


—¿En serio? —preguntó Paula a la vez que ponía sus brazos en jarra y alzaba una de sus despectivas cejas.


—Sí. Ahí donde lo ves, es un vehículo muy cotizado —mentí descaradamente, algo que tal vez hubiera funcionado si no fuera porque algún graciosillo dejó una nota junto al candado de la cadena, nota que Paula vio primero y me refregó por las narices para rebatir mi mentira.


—«¿Para qué pones candado? Nadie va a querer robarte este trasto.» Ya veo cómo se la rifan, ya —se mofó Paula tras leerme la nota de algún gamberro con mucho sentido del humor—. ¡Ah, mira! ¡Qué detalle! ¡Te han dejado una tarjeta del bus! —rio Paula mientras me la mostraba.


—No es lo que parece… ¡Ya verás cómo te sorprende! —dije, tendiéndole mi casco—. En velocidad es única —señalé, sin precisar que ese trasto era el único vehículo capaz de ir más lento que una tortuga.


—Bueno, de acuerdo, veamos que es capaz de hacer esta chatarra —cedió finalmente Paula con una sonrisa, y sorprendiéndome gratamente, aceptó mi casco y se sentó detrás de mí, abrazándose a mi espalda de manera tan cariñosa como una vez hizo en el pasado.


Yo cerré mis ojos y disfruté del momento dirigiendo sus manos hacia mi pecho. Hice que sus brazos me acogieran tan calurosamente como solían hacer antes y me deleité en el hecho de tenerla junto a mí y sentir de nuevo su abrazo, que tanto había echado de menos y que tantas veces había necesitado.




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