jueves, 24 de diciembre de 2020

CAPÍTULO 62

 


—Bueno, papá: ya he localizado a Pedro. No seáis demasiado duros con él, por favor. Ahora mismo os doy la dirección y...


—Tú te vienes con nosotros —ordenó José a su hijo mientras abría la puerta del coche.


—¿Por qué siempre me toca a mí? —preguntó Nicolas mientras emitía un suspiro resignado mientras se hacía sitio en el vehículo para sumarse a ese viaje en el que aún no tenía muy claro si ayudaría a su amigo o lo metería en más problemas.


—De acuerdo, ahora sólo falta Daniel —apuntó Alan mientras terminaba de meter una vieja bolsa de viaje en el maletero.


—Ha ido a decirle a nuestro padre que nos vamos de viaje. Yo le pedí que no le contara el motivo de nuestra marcha, pero ya sabes lo bocaza que es mi hermano...


—¿Y el motivo de nuestro viaje es...? —intervino Nicolás, intentando averiguar qué se traían entre manos su padre y sus tíos al ir en busca de Pedro con tanta insistencia.


—¿No es obvio? Vamos a traer a Pedro de vuelta.


—La verdad, no creo que hagan falta cuatro hombres para eso... —señaló Nicolás a su tío Alan.


—No, Nicolás. Pero Pedro ha hecho llorar a mi niña y eso es algo que no podemos permitir, ¿no te parece? —respondió Alan, demostrándole a Nicolás que lo que sospechaba era cierto: que se encontraba en medio de uno de los alocados planes de su familia, una vez más.


Pedro está muy arrepentido y quiere intentar recuperarla —dijo Nicolás, pretendiendo suavizar la situación de su amigo.


—Ya veremos si da la talla... —respondió Alan misteriosamente con una maliciosa sonrisa en su rostro mientras le tendía a Nicolás un viejo papel.


—Te morías de ganas de hacer eso, ¿verdad? —le preguntó José, recordando la época en la que Alan había sufrido a manos de Eliana y de su pendenciera lista cada vez que ella se la mostraba.


—¡Ajá! —confirmó Alan entre carcajadas—. ¡Y no sabes cuánto!


—No pensaréis hacerle cumplir todas estas estupideces, ¿verdad? —quiso saber Nicolás después de haber leído el papel que su tío le había pasado.


—No, sólo quiero ver lo arrepentido que está por comportarse como un imbécil con Paula, y comprobar hasta dónde es capaz de llegar por ella.


—Seamos realistas, tío, ¿quién sería tan idiota como para intentar cumplir estos requisitos imposibles de una lista tan infantil sólo para llamar la atención de una mujer? —inquirió Nicolas mientras le devolvía la lista a su tío, sin conocer parte de su historia.


—Sí, hijo, tienes razón… ¿Quién sería capaz de cometer semejante estupidez? —se burló Jose mientras golpeaba la espalda de su amigo y cuñado quien, furiosamente, le arrebató el ajado papel a su sobrino.


Las carcajadas de Jose habrían continuado sin descanso a pesar de que Alan lo fulminaba con su mirada si no hubieran visto cómo el alocado de Daniel corría como si la vida le fuera en ello mientras gritaba, alarmantemente:

—¡Arrancad!


—Pero ¿qué pasa? —preguntaron los sorprendidos ocupantes del vehículo mientras tomaban sus asientos.


—¡Que papá ha encontrado su escopeta y quiere sitio en el coche para darle una lección a Pedro! ¡O nos vamos o se lo carga!


—¡Nos vamos! —anunció Jose instantes antes de dejar una estela de polvo tras ellos y a un alocado anciano que corría a su encuentro armado con una escopeta.


—Creo que me voy a arrepentir de haberos dado la dirección de Pedro... No tengo muy claro si vais a ayudarlo o a torturarlo.


—A ayudarlo —contestó Daniel.


—A torturarlo —declaró José a la vez que su hermano.


—Un poco de ambas —expuso Alan—. Pero, sobre todo, vamos a recordarle que lo que más valoramos en esta familia no se puede comprar.


—¿Y eso es...? —preguntó Nicolás, confuso.


—El amor —contestaron los tres alocados personajes simultáneamente.


—En serio, no pienso enamorarme nunca y menos aún ser tan loco como vosotros —declaró Nicolas, recibiendo como respuesta las carcajadas de sus parientes.


—Demasiado tarde para eso, Nicolas —anunció José a su hijo, recordando las palabras con las que un día su padre lo aleccionó.


—¿Sí? ¿Y eso por qué?


—Porque tú eres un Lowell y, por lo tanto, serás un loco en el amor.



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