jueves, 24 de diciembre de 2020

CAPÍTULO 21

 


La estancia de Christian Brown en Whiterlande no se prolongó demasiado.


Tras la desaparición de su casa durante toda una noche, los padres de Christian exigieron que se abriera una investigación, en especial cuando a la mañana siguiente alguien dejó en su puerta a su hijo enrollado en una alfombra y con aspecto magullado. Unas exigencias que la policía se tomó con mucha calma, lentitud y evasivas a pesar de que algún que otro dedo acusador señalara a los Lowell y de que absolutamente todos en ese pueblo sabían a quién pertenecía esa vieja alfombra.


Por más gritos y reclamaciones que hacían los Brown, y por más que hicieran ostentación de su poder, en ese pueblo todos los ignoraban. Hasta que un día, de repente y en silencio, se marcharon del lugar.


Los vecinos se preguntaron quién había conseguido silenciar tan rápidamente a esa escandalosa familia hasta que observaron cómo Pedro los despedía con una maliciosa sonrisa en su rostro y vieron en las noticias que esa adinerada familia, tras un fallido acuerdo comercial, había caído en la ruina para finalmente ser absorbida por una poderosa empresa que, de manera sospechosa, se llamaba Alfonso & Associated Company. Los rumores de desfalco también persiguieron a esa familia que tantos aires se había dado en ese pueblo, y que ahora ya no estaba.


Después de esto nadie dudó de quién había expulsado a esa desagradable familia de Whiterlande, y las apuestas en la pizarra de Zoe que favorecían a Pedro aumentaron exponencialmente, preguntándose qué haría a continuación para conseguir el corazón de la chica que lo volvía loco desde pequeño.




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